Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él (1 Jn 4,16)
Ficha de Proyecto
En esta sección encontraras los diferentes proyectos diocesanos de      catequesis con orientaciones y materiales para cada catequista 
Nuevo proceso pastoral sobre la catequesis de primera infancia, entre los seis y los nueve años

 

INTRODUCCIÓN
 
Durante los años 2008 al 2012, hemos reflexionado  en todos los talleres de pastoral sobre la catequesis de primera infancia, entre los seis y los nueve años, a partir de un documento en el que se planteaban algunas propuestas de acción pastoral, de cara a mejorar este campo catequético.
 
En este documento queremos recoger todas las cuestiones teóricas y prácticas que han ido surgiendo y que enriquecen este campo pastoral.
 
 
 
EL PROCESO CATEQUÉTICO
 
RETO 1: PLANTEAR LA INICIACIÓN CRISTIANA COMO UN PROCESO QUE HA DE VIVIR CADA NIÑO. ETAPAS DE MADURACIÓN EN LA FE.
 
Nuestro Directorio Pastoral de la Iniciación Cristiana recoge en la pág. 13 esta definición de la Iniciación cristiana: Es el proceso evangelizador-catequizador, por el que un nuevo creyente se incorpora a Cristo y a la nueva vida de la salvación en el seno de la Iglesia. Esta tarea no se realiza en un momento. Como todo itinerario, la iniciación cristiana supone un principio, un desarrollo y un final. A través de varias etapas, el creyente se incorpora a la comunidad eclesial, en su culto "en espíritu y verdad" (Jn 4,23) y en su vida testimonial y apostólica.
Este proceso requiere además de una formación doctrinal, una progresiva introducción en experiencias de oración y en el ejercicio real de las virtudes y actividades cristianas.
La pastoral de los sacramentos del bautismo, confirmación y eucaristía debe entenderse formando parte del conjunto unitario que llamamos iniciación cristiana.
 
También nos recuerda en la pág. 20: Para que la iniciación cristiana sea auténtica no basta con un proceso catequético que acumula conocimientos y un proceso sacramental que enseña a practicar unos ritos. Se trata de un proceso existencial de conversión, un penetrar poco a poco en los "misterios del reino de Dios" (Lc 8,10), junto a unas celebraciones de la fe vivida que son fuente de gracia y estímulo para el seguimiento de Jesús. La iniciación cristiana ha de introducir al neófito en el espíritu de Jesús y en la vida de la Iglesia.
 
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
1.1.      Concienciación de todos los agentes de pastoral, sacerdotes, catequistas, padres, de la auténtica realidad del proceso de iniciación cristiana.
 
Consejos Prácticos:
1.1.1.                Sería interesante convocar a un proceso de iniciación cristiana y no sólo a sacramentos.
 
 

1.2.      Establecer una división del proceso de iniciación cristiana del niño de esta edad en tres etapas sucesivas:
 
Etapa 1. DESPERTAR RELIGIOSO
Relación con Dios y con Jesús
Apertura inicial a Dios y a Jesús. Quiero conocerles.
 
Mi vida cristiana
Dios nos quiere a todos y quiere que seamos buenos como Él.
 
Inserción en la Iglesia
Los cristianos nos juntamos para estar con Dios y con Jesús.
 
Etapa 2. AMISTAD CON JESÚS
Relación con Dios y con Jesús
Conoce a Jesús y a Dios. Tiene relación cercana, de amistad con ellos.
Hay una oración habitual, muchas veces con oraciones memorizadas.
 
Mi vida cristiana
Jesús quiere que ame a todas las personas y lo intento.
 
Inserción en la Iglesia
Los cristianos formamos una familia en la que queremos a Jesús y a todas las personas de este mundo.
 
Etapa 3. FE EN JESÚS.
Relación con Dios y con Jesús
Jesús es Dios, con el Padre y con el Espíritu Santo. Me quiere y yo le quiero, y le quiero seguir.
 
Mi vida cristiana
Jesús me enseña muchas cosas buenas para que viva feliz. Quiero aprender lo que me enseña y seguirle.
 
Inserción en la Iglesia
Los cristianos nos reunimos el domingo en la eucaristía para celebrar nuestra amistad con Jesús y el cariño que nos tiene. También nosotros le decimos cuánto le queremos. Se hace presente con su Palabra y en el pan y el vino.
 
RETO 2.  ESTABLECER COMO MÍNIMO DOS MOMENTOS DE DISCERNIMIENTO: EN EL COMIENZO DEL PROCESO Y OTRO ANTE LA PREPARACIÓN INMEDIATA AL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA. ELABORAR CRITERIOS.
 
En el antiguo rito litúrgico los escrutinios tenían este significado: “acción de mirar con atención e interés”. Era un acto previo a la recepción de los sacramentos de la Iniciación cristiana.
El objetivo fundamental del discernimiento es muy claro: supone la mirada atenta y sanadora de la Iglesia sobre la vida de una persona para ayudarle a avanzar en la iniciación cristiana. No es un examen para aprobar o suspender, sino una herramienta pedagógico-espiritual para saber en qué etapa de fe está el niño con el fin de ayudarle a avanzar. Es importante distinguir esas distintas etapas, porque en cada una hay que trabajar cosas diferentes.
 
Junto al rito de los escrutinios se encuentra también el de "las entregas" o "traditio" (RICA, 25, 53, 153), en los que la Iglesia entrega o confía a los catecúmenos antiquísimos documentos de la fe y de la oración, a saber: el símbolo de la fe y la oración del Padre nuestro, como una síntesis de la fe cristiana. Este rito, después de un tiempo, dentro del proceso catecumenal de preparación al bautismo, venía completado con el de la "reditio" o "devolución" que consistía no sólo en la recitación memorística de ambos elementos, sino en una asimilación personal y existencial de su contenido integral en cada uno de sus enunciados.
 
También nos recuerda nuestro Directorio Pastoral que “La Iglesia debe tener la garantía de que quienes se acercan a pedir o a recibir los sacramentos desean adherirse por la fe al Dios que salva, optando por una vida apoyada en el seguimiento de Cristo” (pág. 28).
 
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
2.1.      PRIMER DISCERNIMIENTO: ANTES DE INICIAR LA CATEQUESIS
Mediante una sencilla entrevista personal con el niño, hecha por el catequista o por el sacerdote, comprobar si ha realizado ya su despertar religioso en el marco familiar: Conocimiento de Dios y de Jesús, cierto hábito de oración…
 
Consecuencias de este primer discernimiento:
●   Evaluar el momento de apertura a lo religioso del niño.
●   Si el número de niños lo permite, organizar distintos grupos según la etapa en la que se encuentren los niños. En caso contrario, el catequista habrá de estar atento a las distintas situaciones personales dentro del grupo.
●   Ser conscientes de que los casos de niños sin ningún tipo de despertar religioso requerirán, normalmente, más trabajo y dedicación.
 
Consejos prácticos
2.1.1.     Para realizar este primer discernimiento pueden ser suficientes estas preguntas:
-        ¿Conoces a Dios? ¿y a Jesús? ¿y la Virgen?
-        ¿Sueles rezar? ¿Cómo lo haces? ¿Rezas solo o con alguien?
-        ¿Qué cosas nos dice Dios? ¿Qué quiere Dios para todos nosotros?
-        ¿Sueles venir a Misa?
-        ¿Por qué quieres venir a la catequesis?
-        ¿Te gustaría aprender más cosas sobre Dios?
 
2.1.2.     En las parroquias donde no se imparte el año primero (Despertar), los niños que no han recibido el Despertar religioso  en sus familias se pueden poner en grupos separados, y que lo trabajen hasta Navidad. Luego pueden comenzar a trabajar el segundo año.
 
2.2.      SEGUNDO DISCERNIMIENTO: ANTES DE INICIAR LA PREPARACIÓN INMEDIATA AL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA.
Al comienzo del curso, mediante una sencilla entrevista personal con el niño, hecha por el catequista o por el sacerdote, discernir su nivel de fe.
 
Consecuencias de este segundo discernimiento:
●   Saber si el niño se encuentra en la etapa conveniente del proceso de iniciación cristiana  para recibir la primera comunión: situado o entrando en la etapa 3, “fe en Jesús”.
●   Decidir si el niño realiza la preparación inmediata para el sacramento de la eucaristía o si se aplaza esta preparación .
●   Dar a conocer esta decisión a los padres de manera individualizada y con un mínimo de cuatro meses de antelación a la celebración del sacramento.
 
Consejos Prácticos:
2.2.1.               En la Iglesia primitiva, siempre que se hacía un discernimiento solía ir acompañado de un rito de paso. Después de este segundo discernimiento podría hacerse un pequeño rito en la eucaristía dominical que ayudara a visualizar el proceso de integración de los niños en la comunidad cristiana.
 
 
Una sugerencia: se podría plantear otro discernimiento al finalizar el primer año de catequesis, para saber si el niño ha avanzado en su proceso de fe y averiguar en qué etapa se encuentra. Así los catequistas podrían programar mejor el trabajo del año siguiente.
Suponemos que la gran mayoría de los niños alcanzarán normalmente esta tercera etapa, necesaria para la preparación inmediata al sacramento de la eucaristía. Con estas medidas no se pretende crear conflictos con los padres, sino implicarles en el proceso de iniciación cristiana de su hijo, y hacerles caer en la cuenta de que es un proceso vivencial, de maduración, no algo automático a lo que tienen derecho por haber asistido a un número determinado de catequesis.
 
 
LA CATEQUESIS Y LOS NIÑOS
 
RETO 3.  IDENTIDAD DE LA CATEQUESIS Y ESTRUCTURA DEL PROCESO CATEQUÉTICO: GARANTIZAR UNOS MÍNIMOS DE SERIEDAD Y ASISTENCIA. PROCESO DE, AL MENOS, DOS AÑOS.
 
El Concilio Vaticano II insiste en la necesidad de recuperar la praxis de la iniciación cristiana tal como se hacía en la Iglesia primitiva, y nos ofrece las líneas generales de lo que debe ser el espíritu del catecumenado:
No es mera exposición de dogmas y preceptos, sino formación y noviciado convenientemente prolongado de toda la vida cristiana, con el que los discípulos se unen a Cristo, su Maestro... y como la vida de la Iglesia es apostólica, los catecúmenos han de aprender también a cooperar activamente en la evangelización y edificación de la Iglesia con el testimonio de la vida y la profesión de la fe  (AG 14).
 
Nuestra Iglesia diocesana apuntaba a este reto cuando, reunida en el Sínodo, pidió que se elaboraran unas orientaciones que, adaptadas a la realidad, ayudaran a crear y unificar criterios sobre la catequesis previa a la celebración de los sacramentos: Cuidar seriamente la catequesis preparatoria de los sacramentos dándole carácter obligatorio para el que quiera recibirlos por primera vez y, si se trata de niños, también para sus padres  (SPDi 58).
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
3.1.       Establecer la duración del proceso de catequesis de primera infancia en, al menos, dos años.
Insistir en la necesidad de establecer un tercer año (el año del despertar religioso), teniendo en cuenta el progresivo ambiente de descristianización de nuestra sociedad, lo cual hace que dicho despertar no se realice en la familia en muchos casos.
 
3.2.       La inscripción del niño en la catequesis parroquial se realizará a través de una solicitud escrita y una entrevista con los padres. En dicha entrevista se dará a conocer a los padres el proceso de iniciación cristiana que se pretende trabajar con los niños, así como los mínimos (asistencia, proceso…) que se van a pedir para que pueda acceder a la preparación inmediata para el sacramento de la eucaristía.
 
Consejos prácticos
3.2.1.    Si hay que realizar muchas entrevistas, se pueden hacer uno o varios meses antes del comienzo de la catequesis. Otra posibilidad es hacer esas entrevistas en las primeras semanas del curso, una vez empezada la catequesis.
3.2.2.    Es el momento adecuado para hacer un pequeño diagnóstico: ver dónde están, más o menos, a nivel de fe, si rezan, si van a misa... A partir de ahí tienes una primera visión de conjunto. Se trata de animar a los padres a acompañar a sus hijos en el proceso de iniciación. Son ocasiones especiales para mostrarles nuestra caridad cristiana.
3.2.3.     Se puede hablar de la necesidad de que el niño rece todas las noches, de la misa del domingo, de la asistencia a la catequesis… Luego revisarlo a los dos o tres meses, sobre todo con los que se ven más alejados. Ahí disponemos de argumentos que no tendríamos si no se les hubiera pedido nada, y se les sigue animando. Al final, si tienen un mínimo de interés, algunos irán respondiendo. Siempre con cariño y anunciando el amor de Dios con nuestra actitud de pastores.
 
3.3.       Organizar, en la medida de lo posible, las catequesis de los distintos grupos en días y horarios similares para que los niños y los padres vivan con más intensidad la realidad de la catequesis parroquial. Unificar horarios ayuda a hacer ambiente parroquial: Padres e hijos tienen contacto con el cura y los catequistas, los padres se ven entre ellos…
 
3.4.       Abrir la catequesis a otros ámbitos, de modo que el niño pueda vivir experiencias de vida cristiana y eclesial: celebración dominical, tiempo libre, acontecimientos parroquiales, visita guiada a la parroquia o a la catedral…
 
 
 
 
 

RETO 4.  INICIAR EN LA ORACIÓN.
 
Cuando la catequesis está penetrada por un clima de oración, el aprendizaje de la vida cristiana cobra toda su profundidad. (DGC 85)
 
La oración es la tarea de la catequesis que más directamente permite la comunión y la intimidad con Jesucristo. Es el eje principal de todo proceso de conversión. Por lo tanto es una tarea de la catequesis que hay que cuidar especialmente.
 
A Karl Rahner Le preguntaron hacia el final de su vida cuál sería la síntesis de su mensaje teológico: “lo más importante de mi vida es que aprendí a rezar en el regazo de mi madre”
 
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
4.1.      Educar en las actitudes personales necesarias para la oración: silencio, apertura a la presencia de Dios, escucha de la Palabra…
 
Consejos prácticos
4.1.1.               La catequesis comienza y termina con una oración. También, en la medida de lo posible, debe hacerse en clima de oración.
4.1.2.               Una posibilidad: llevar a los niños a la capilla al inicio o al final de la catequesis, y hacer allí un momento de oración con el canto correspondiente a la sesión.
4.1.3.     Entregar al niño algún material para que haga oración diaria en casa. Incluimos al final de este proyecto una lista de libros de oraciones para niños (anexo I – pág 28).
 
4.2.      Conocimiento progresivo y vivencial de las oraciones principales del cristiano...
 
Consejos prácticos
4.2.1.               Es fundamental que la oración no se quede en la repetición memorística de unas fórmulas.
 
4.3.      Enseñar y practicar, al menos, dos métodos distintos de oración personal y grupal.
 
Consejos prácticos
4.3.1.               Incluimos, al final de este proyecto, un anexo con distintas formas de oración (anexo II – pág 29).
4.3.2.               Es importante ayudar a los niños, por ejemplo invitándoles a repetir alguna formula.
4.3.3.               Dedicar alguna vez la sesión a hacer oración, en la capilla o en una sala ambientada de forma adecuada.
4.3.4.               La música es importante para relacionarse afectivamente con Dios, con Jesús, con María… Quien reza cantando reza dos veces.
4.3.5.               Enseñarles a rezar un momento después de la comunión.
4.3.6.               Por turnos, un niño puede traer una oración hecha por él mismo. Con esa oración se comienza la catequesis y se termina.
4.3.7.               Pueden escribir la oración y luego expresarla en el momento oracional. Una forma muy simple: invitar a repetir las peticiones o la acción de gracias del catequista. Los niños aprenden por imitación.
 
4.4.       Animar a los padres a que recen en casa con los hijos, dándoles algunos consejos básicos.
 
Consejos prácticos
4.4.1.               Ofrecer a los padres una catequesis sobre cómo mejorar su oración y cómo ayudar a los niños en la oración.
4.4.2.               Se puede comprar un pequeño librito o preparar un material con oraciones para cada día.
4.4.3.               Insistir que en la habitación tengan alguna imagen religiosa.
4.4.4.               Entregarles algunas canciones religiosas que puedan cantar con los niños en la oración de la noche o en cualquier otro momento.
 
4.5.      Incidir en la importancia de la Palabra de Dios como materia de la oración.
 
Consejos prácticos
4.5.1.               Comenzar las catequesis con el evangelio del domingo siguiente y, si procede, una brevísima explicación.
4.5.2.               Animarles a que compren una Biblia infantil y que lean cada noche un poco, de forma que vayan conociendo a Jesús a través de las historias y personajes. Esta lectura sería bueno realizarla con los padres.
4.5.3.               Poner una Biblia en medio de la mesa de catequesis y hacer uso de ella cuando haya que leer algún pasaje. Tratarla y enseñarles a tratarla con veneración.
 
 
 
RETO 5.      CUIDAR LA PREPARACIÓN AL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
 
El Directorio, en la pág. 85, nos dice: Aunque no forme parte de los sacramentos propios de la iniciación cristiana, la praxis actual del bautismo de niños ha introducido la costumbre de que la penitencia preceda a la primera eucaristía, y el Magisterio de la Iglesia se muestra unánime al respecto en el sentido de mantener vigente en la Iglesia esa costumbre.
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
5.1.       Habituar a los niños al sacramento de la penitencia. Animar a los padres a que continúen acompañándoles después.
 
5.2.       Distanciamiento temporal de la primera eucaristía
 
Para ayudar a tomar conciencia del  valor del sacramento de la reconciliación, se debería distanciar en el tiempo de la primera eucaristía, de modo que el niño capte la singularidad y la importancia específica de este sacramento, al tiempo que aprende a no unir automáticamente ambos sacramentos.
 
Consejos prácticos
5.2.1.                 Realizar la primera confesión sacramental junto con los padres unos meses antes: en Adviento, otra vez en Cuaresma y otra vez en mayo.
5.2.2.                  Motivar a los padres con algunas charlas sobre este sacramento.
5.2.3.                 Cuidar la acogida personal de los niños. A veces los niños suelen venir preocupados y es importante que se lleven una buena impresión
5.2.4.                 Consejos para la celebración:
-        Cuidar la liturgia de la Palabra y darles pistas para el examen de conciencia.
-        Un monitor va introduciendo algún canto y alguna oración.
-        Poner música de fondo.
-        Que los catequistas estén entre los niños para controlar un poco el ambiente.
-        No interrumpir la celebración comunitaria mientras los niños se confiesan.
-        Proyectar power points.
5.2.5.                 Dar un tono festivo a la celebración con una merienda final, recordando la parábola del hijo pródigo.
 
 
5.3.       Celebraciones no sacramentales
 
La forma más propia de iniciar al niño en el sacramento de la reconciliación son las celebraciones penitenciales no sacramentales, adaptadas a su edad y situación. A través de ellas el niño va descubriendo la dimensión personal y comunitaria del pecado así como, sobre todo, el amor de Dios que nos ofrece su perdón por medio de la Iglesia.
 
Estas celebraciones deberían comenzar uno o dos años antes de la primera celebración sacramental de la penitencia, según la edad en la que ésta se sitúe.
 
Consejos prácticos
5.3.1.                 Puede ser interesante introducir algún gesto en el que los padres pidan perdón a los hijos y los hijos a los padres, como por ejemplo un abrazo.
 
 
RETO 6.  QUE LOS NIÑOS CONTINÚEN EL PROCESO DE INICIACIÓN CRISTIANA
 
Como dice el Directorio en la pág. 105: Habida cuenta de que la primera comunión no es una meta, sino un momento importante dentro del proceso catequético del cristiano, hay que procurar que este proceso no se interrumpa, sino que el niño lo continúe activamente en la catequesis de la comunidad, debiendo cuidarse igualmente el trabajo con las familias.
 
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
6.1.       Ofertar a los padres y a los niños la continuación del proceso de iniciación cristiana, resaltando la importancia del trabajo que se va a realizar en los años siguientes. Los pilares en los que se sustenta dicho proceso son la eucaristía, la catequesis, la oración y la confesión.
El marco adecuado para esta oferta podría ser una fiesta de fin de curso o una excursión familiar, etc., de modo que el futuro de la catequesis se vislumbre de una manera atractiva. En estas actividades, la participación de los niños que ya están en la catequesis continuada sería muy conveniente.
 
Consejos prácticos
6.1.1.     Si los padres tienen claro que se está educando en la fe y eso lo viven como algo válido, si ven que a nivel ético hay valores que se trabajan… ahí tendremos continuidad.
6.1.2.     Se pueden realizar diversas ofertas para promover la continuidad: grupos de catequesis, monaguillos, coro, actividades de tiempo libre, deportivas…
6.1.3.     Hay parroquias que utilizan el estilo del oratorio salesiano, con actividades diversas. Hay unos materiales de Salesianos de poscomunión que se llama “Navegantes”.
 
 
 
 
 
 
RETO 7.  INTEGRAR EN EL PROCESO A LOS NIÑOS QUE PIDEN TAMBIÉN EL BAUTISMO
 
Extraemos aquí varios párrafos del documento “Orientaciones pastorales para la iniciación cristiana de niños no bautizados en su infancia”, de la Conferencia Episcopal Española, principal documento de referencia para esta cuestión:
 
47.         Para llevar a cabo este itinerario será conveniente la constitución de grupos catecumenales... La Iniciación cristiana de estos niños avanzará progresivamente en el seno de dichos grupos catecumenales.
 
51.         Cuando el número de niños sin bautizar no sea suficiente para formar un grupo catecumenal homogéneo… la formación catequética se llevará a cabo en el grupo catequético con sus compañeros ya bautizados.
 
54. No deberá conferirse el sacramento del bautismo de manera rápida u oculta con el fin de seguir con el proceso normal de los bautizados, sino que debe hacerse en la misma celebración en la que participa por primera vez en la eucaristía.
 
56.         En la situación de niños de edades diversas a las habituales en la catequesis parroquial, el sentido pastoral del párroco o del correspondiente responsable parroquial, de acuerdo con el Servicio Diocesano para el Catecumenado, establecerá los itinerarios catequéticos más adecuados.
 
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
7.1.       Si hay un número suficiente de niños que solicitan el bautismo, lo más conveniente sería crear un grupo específico. Si no, se les integrará en grupos de sus edades, atendiendo a su momento de fe concreto, según la etapa en que se encuentren. Sea un caso u otro, es conveniente que realicen los diversos ritos de paso indicados en el RICA.
 
7.2.       La preparación específica para la recepción del sacramento del bautismo debe tener las características de un verdadero catecumenado, que incluye una formación específica y una serie de ritos. El periodo propio para la realización de esta preparación es la cuaresma inmediatamente anterior a la celebración sacramental. El primer domingo de cuaresma puede realizarse el rito de entrada en el catecumenado. Avanzada la cuaresma, se celebrarán los ritos penitenciales que incluyen la oración de exorcismo y la unción con el óleo de los catecúmenos. Este segundo paso puede ser aprovechado para realizar una primera celebración penitencial con los niños ya bautizados que van a recibir la primera comunión.
 
7.3.       Preparar una celebración especial integrando, si es posible,  el bautismo en la misma celebración de la primera eucaristía, tal como lo indica el RICA.
 
 
 
EN RELACIÓN A LOS PADRES
 
 
RETO 8.  LOS PADRES, PRIMEROS EDUCADORES EN LA FE DE LOS HIJOS:  INVITACIÓN A UNA IMPLICACIÓN REAL EN EL PROCESO DEL NIÑO CON LA PARTICIPACIÓN EN UNAS DETERMINADAS REUNIONES
 
Por ello es preciso que la comunidad cristiana preste una atención especialísima a los padres. Mediante contactos personales, encuentros, cursos e, incluso, mediante una catequesis de adultos dirigida a los padres, ha de ayudarles a asumir la tarea, hoy especialmente delicada, de educar en la fe a sus hijos. (DGC 227)
 
Nuestro Directorio Pastoral de la iniciación cristiana recoge este apartado en relación a los padres: La estrecha vinculación del niño con su entorno familiar es una buena ocasión para invitar a los padres a acercarse más a Dios, a la comunidad, a actualizar su vida cristiana, rehacer su proceso de conversión y volver al catecumenado. Hay que procurar que los padres se sientan implicados en el proceso catequético al mismo tiempo que el hijo y descubran o retomen su papel de primeros educadores de la fe de sus hijos, estando cercanos a la catequesis que reciben y sintiéndose animados a participar activamente en su proceso, mediante contactos, visitas, reuniones, charlas y celebraciones que tengan lugar con ocasión de la catequesis infantil. Es muy con­veniente que los mismos padres intervengan en grupos, procurando la continuidad de estas reuniones en años posteriores (pág. 99).
 
José Montero Vives, en su libro “Psicología evolutiva y educación en la fe” expresa que: entre los factores imprescindibles de formación religiosa en este momento se ha de resaltar el familiar. Los padres representan la fuente primordial de ideas y sentimientos morales y espirituales. Deben ser conscientes de su responsabilidad educativa, al mismo tiempo que prepararse para desarrollarla en los cauces de una labor constructiva.
La religiosidad familiar posee características singulares de suma influencia, que en ningún caso pueden ser ignoradas ni olvidadas. Se puede afirmar que cualquier catequesis carece de sentido si no parte del presupuesto de la realidad religiosa familiar (pág. 129).
 
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
8.1.       Invitación a la implicación concreta de los padres en el proceso de iniciación cristiana del hijo. En la entrevista inicial que hagamos con los padres plantear que esa implicación conlleva estos mínimos:
a.    Oración diaria con los niños.
b.    Asistencia a las reuniones de padres.
c.    Asistencia a la eucaristía dominical. Esta asistencia podría ser optativa a los 6 años, muy necesaria a los 7 años e imprescindible a los 8 años.
 
Consejos Prácticos:
8.1.1.               Desde la primera reunión o entrevista personal se puede ir invitando a los padres a los distintos grupos de adultos que ya existen en la parroquia.
8.1.2.               En muchas parroquias se realizan estas reuniones mientras los niños están en la catequesis.
8.1.3.               Para aumentar la motivación, es interesante que la temática de las reuniones de los padres vaya paralela a las temáticas de las reuniones de los niños y que sirva a la vez para actualizar su vida cristiana.
8.1.4.               Es bueno dar a estas reuniones un carácter kerigmático, anunciándoles la grandeza de nuestra fe y el amor gratuito en Cristo Jesús, porque si este anuncio prende en ellos todo lo demás será sencillo.
8.1.5.               Es importante, cuando se pueda, apoyarse en matrimonios catequistas que lleven o acompañen al cura en estas reuniones con los padres. Esa presencia puede contribuir a aumentar el diálogo y la confianza.
8.1.6.               Se pueden hacer reuniones generales en un momento y luego por grupos de catequesis. Así los padres se van conociendo y animando entre ellos
8.1.7.               En algunas parroquias dan dos opciones de hora para cada reunión. Así se dan más facilidades para que todos puedan acudir .
 
8.2.       Promover la implicación de los padrinos en el proceso catequético del ahijado, especialmente en los casos en que los padres no se quieren responsabilizar de esta tarea.
 
 
RETO 9.  APOYO PARROQUIAL A LA IMPLICACIÓN DE LOS PADRES EN LA CATEQUESIS DE INFANCIA
 
Nosotros nacimos a la fe en el seno de una familia creyente. Al abrir los ojos a la vida, fuimos descubriendo en el amor y la ternura que recibimos de nuestros padres una imagen del amor de Dios Padre del que ellos mismos fueron los primeros en hablarnos. También en el hogar escuchamos por primera vez el nombre de Jesús, el Hijo de Dios, y nos ayudaron a dialogar con él en la oración. Nuestra familia nos acompañó a la Iglesia no sólo para pedir nuestro Bautismo, sino también para introducirnos en la vida de la comunidad cristiana. Ese servicio familiar de nuestros mayores puso los cimientos para el posterior desarrollo de nuestra personalidad de creyentes.
 
Vuestros hijos llegarán pronto a descubrir la presencia de Dios en su vida, si acertáis a expresar con naturalidad en vuestras vivencias familiares cotidianas su dimensión religiosa. Los pequeños irán haciendo suyas, poco a poco, las expresiones, los sentimientos y, en cuanto sean capaces, las ideas religiosas que perciben en los adultos que más les quieren.
Compartiendo en familia experiencias profundamente humanas como el sentirse queridos, aceptados, protegidos,... los niños y niñas pueden llegar, con vuestra ayuda, a la experiencia de Dios y a una relación íntima y profunda con Él. Esta experiencia se hará aún más real y concreta para vuestros hijos si a la oración por ellos añadís la oración junto a ellos. El amor es la forma de creer y esperar porque Dios es Amor. Cuanto más se ama, más se cree y más se espera. (Obispos de las diócesis de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria en la presentación del libro “En familia”)
 
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
9.1.       Entregar a los padres los materiales de catequesis familiar para facilitar el diálogo con el hijo sobre los diversos temas trabajados.
 
9.2.       Fomentar y cuidar la eucaristía dominical familiar en la parroquia.
 
9.3.       Realizar alguna celebración conjunta de padres y niños en el marco de la catequesis.
 
9.4.       Organizar actividades familiares (excursiones, meriendas, etc)
 
 
RETO 10.    RENOVAR LOS MATERIALES DE TRABAJO CON LOS PADRES, PLANTEANDO UN PROCESO EN CLAVE EVANGELIZADORA
 
Las Iglesias locales, en la tarea de adaptar, contextualizar e inculturar el mensaje evangélico a las diferentes edades, situaciones y culturas, por medio de los Catecismos, necesitan una certera y madura creatividad. Del depositum fidei, confiado a la Iglesia, las Iglesias locales han de seleccionar, estructurar y expresar, bajo la guía del Espíritu Santo, Maestro interior, todos aquellos elementos con los que transmitir, en una situación determinada, el Evangelio en toda su autenticidad. (DGC 134)
 
Los padres y madres deseáis, naturalmente, llegar a compartir con vuestros hijos lo mejor y más valioso que poseéis. Os llena de satisfacción el poder ofrecérselo para que lleguen a ser plenamente felices.
Como cristianos, sin duda, dentro de ese tesoro a transmitir a vuestros hijos, está también vuestra experiencia de Dios; aunque tal vez os preguntáis cuál es hoy el mejor modo de compartirla con ellos.
Estos materiales preparados por las Delegaciones de Catequesis de nuestras diócesis acuden en vuestra ayuda, para orientaros y acompañaros en el despertar religioso de vuestros hijos o hijas pequeños. (Obispos de las diócesis de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria en la presentación del libro “En familia”)
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
10.1.    Proponer a los padres un itinerario catecumenal para los dos o tres años que dura la preparación de los niños. Ver Anexo III en la pág 33.
 
10.2.    Aplicar los numerosos materiales que se han elaborado recientemente para el trabajo con adultos.
 
Se han elaborado en los últimos años diversos proyectos de pastoral familiar  y de adultos que todavía no se han implantado en muchas parroquias y que se pueden utilizar perfectamente con los padres de niños de estas edades. En estos materiales podemos encontrar hasta 45 charlas posibles con padres. Pensando que en este proceso parroquial se pueden convocar entre 12 y 18 reuniones, creemos que hay material más que suficiente para ello. Ver anexo IV en la pág 34.
 
 
EN RELACIÓN A LOS CATEQUISTAS
 
 
 
 
RETO 11.         VALORAR Y CUIDAR EL MINISTERIO DEL CATEQUISTA
 
Nuestro Directorio Pastoral de la Iniciación Cristiana recoge en la pág. 41: La función del catequista es de gran trascendencia y por lo tanto debe ser considerada con la seriedad y exigencia de un verdadero ministerio de la comunidad dentro de la Iglesia local, ejercido con preparación, ejemplaridad y estabilidad.
Parafraseando a San León Magno, podríamos decir: "Reconoce, catequista, tu gran dignidad".
 
Vocación y misión: el catequista es  llamado por el Señor y  enviado por la comunidad eclesial para comunicar la Buena Noticia (Cf El catequista y su formación 48 y 60).
 
El catequista es, sobre todo, un educador de la persona o personas que se abren a la vida del Reino. Es un compañero de camino. El catequista es sólo un mediador del encuentro de fe con Jesucristo. No es él quien directamente da la fe, sino el que facilita con su servicio catequético el acceso al don de Dios y la respuesta del hombre.
Tener presente esta realidad animará la tarea y ayudará a superar las tentaciones del cansancio o de la aparente ineficacia (Cf CF 63 y 65).
 
Es de desear que el ministerio de catequista se vaya haciendo realidad en nuestras diócesis y que los responsables de la catequesis de nuestras parroquias reciban el reconocimiento público de la Iglesia diocesana para ejercer este ministerio (p. ej., en una celebración con el Obispo en la Catedral o ante la propia comunidad parroquial, poniéndose así de manifiesto la importancia de su servicio a la fe). (ver de dónde viene)
 
El Directorio general para la catequesis destaca como tarea del párroco: suscitar en la comunidad cristiana el sentido de la común responsabilidad hacia la catequesis, como tarea que a todos atañe, así como el reconocimiento y aprecio hacia los catequistas y su misión (DGC 225)
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
11.1.    Establecer ritos y signos que visibilicen la importancia  del ministerio que ejercen los catequistas y de su envío por parte de la comunidad.
 
Consejos Prácticos:
11.1.1  Tener en cuenta habitualmente este ministerio en la oración de los fieles.
 
 
RETO 12. CREAR UNA ESTRUCTURA CATEQUÉTICA Y UN AMBIENTE DONDE LOS CATEQUISTAS SE SIENTAN APOYADOS Y QUERIDOS
 
Destacan como tareas propias del presbítero en la catequesis, y particularmente del párroco, las siguientes:
–     cuidar la orientación de fondo de la catequesis y su adecuada programación, contando con la participación activa de los propios catequistas, y tratando de que esté «bien estructurada y bien orientada»;
–     integrar la acción catequética en el proyecto evangelizador de la comunidad y cuidar, en particular, el vínculo entre catequesis, sacramentos y liturgia;
–     garantizar la vinculación de la catequesis de su comunidad con los planes pastorales diocesanos, ayudando a los catequistas a ser cooperadores activos de un proyecto diocesano común. (DGC 225)
 
El tipo o figura del catequista en la Iglesia presenta modalidades diversas, ya que las necesidades de la catequesis son variadas.
–     «Los catequistas de tierras de misión»…
–     En algunas Iglesias de antigua cristiandad, con gran escasez de clero, se deja sentir la necesidad de una figura en cierto modo análoga a la del catequista de tierras de misión. Se trata, en efecto, de hacer frente a necesidades imperiosas: la animación comunitaria de pequeñas poblaciones rurales, carentes de la presencia asidua del sacerdote; la conveniencia de una presencia y penetración misioneras «en las barriadas de las grandes metrópolis».
–     En aquellas situaciones de países de tradición cristiana que reclaman una «nueva evangelización», la figura del catequista de jóvenes y la del catequista de adultos se hacen imprescindibles para animar procesos de catequesis de iniciación. Estos catequistas deben atender también a la catequesis permanente. En estos menesteres el papel del sacerdote será, igualmente, fundamental.
–     Sigue siendo básica la figura del catequista de niños y adolescentes, con la delicada misión de inculcar «las primeras nociones de catequesis y preparar para los sacramentos de la Reconciliación, primera Comunión y Confirmación». Esta tarea se hace hoy aún más imperiosa cuando esos niños y adolescentes «no reciben en sus hogares una formación religiosa conveniente».
–     Un tipo de catequista que conviene promover es el del catequista para encuentros presacramentales, destinado al mundo de los adultos, con ocasión del Bautismo o de la primera Comunión de los hijos, o con motivo del sacramento del Matrimonio. Es una tarea con una originalidad propia en la que con frecuencia pueden confluir la acogida, el primer anuncio y la posibilidad de un primer acompañamiento en la búsqueda de la fe.
–     Sectores humanos de especial sensibilidad necesitan urgentemente de otros tipos de catequista. Dichos sectores son: las denominadas personas de la tercera edad, que necesitan una presentación del Evangelio adaptada a sus condiciones; las personas desadaptadas y discapacitadas, que necesitan una pedagogía catequética especial, junto a su plena integración en la comunidad; los emigrantes y las personas marginadas por la evolución moderna. (DGC 232)
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
12.1.         Establecer en cada etapa, si es necesario, un catequista responsable que ayude al párroco en la tarea de coordinar a quienes trabajan en ella entre sí y con el sacerdote, así como de servir y ayudar a los demás catequistas.
12.2.         Crear en la parroquia dinámicas de trabajo en grupo, para la preparación y evaluación de las sesiones de catequesis.
 
12.3.         Procurar ámbitos (cenas, excursiones…) para el conocimiento mutuo y la buena convivencia de los catequistas.
 
Consejos Prácticos:
12.3.1  Hay parroquias donde hacen una jornada de excursión con los catequistas y sus familias para  disfrutar, convivir y rezar con ellos.
 
12.4.         Donde sea posible y conveniente, crear estas estructuras a nivel arciprestal.
 
 
RETO 13. LLAMADA Y DISCERNIMIENTO DE LOS CATEQUISTAS
 
Además de la vocación común al apostolado, algunos laicos se sienten llamados interiormente por Dios para asumir la tarea de ser catequistas. La Iglesia suscita y discierne esta llamada divina y les confiere la misión de catequizar. El Señor Jesús invita así, de una forma especial, a hombres y mujeres, a seguirle precisamente en cuanto maestro y formador de discípulos. Esta llamada personal de Jesucristo, y la relación con El, son el verdadero motor de la acción del catequista. «De este conocimiento amoroso de Cristo es de donde brota el deseo de anunciarlo, de evangelizar, y de llevar a otros al "sí" de la fe en Jesucristo». (DGC 231)
 
Entre las condiciones requeridas a un catequista, destacan:
 
a) Madurez humana y cristiana
El catequista es un testigo y tiene que ser una persona enamorada del mensaje que lleva, avalándolo con la coherencia de su propia vida…
El catequista tiene que ser un creyente convertido y convencido; este convencimiento sólo puede ser fruto de una opción personal y decidida por Jesucristo y su Evangelio, vivida con claridad en el seno de una comunidad cristiana, y en comunión integral con la Iglesia.
 
El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan... o si escucha a los que enseñan es porque dan testimonio (EN 41).
 
b) Estar confirmado
Es lógico que aquel a quien se le confía el servicio de la catequesis haya completado el ciclo sacramental de la iniciación cristiana. Si el catequista es, ante todo, un testigo, como se acaba de decir en el apartado anterior, el sacramento de la confirmación habrá sido para él un momento privilegiado también en el despertar de su vocación como catequista. La experiencia dice que es así en muchos casos. (Directorio Pastoral de la Iniciación Cristiana pág. 43).
 
c) Ser miembro activo de una comunidad cristiana donde se anuncia, se celebra y se vive la fe.
El catequista comparte el anuncio y la acogida de la Palabra y participa en la celebración litúrgica en una comunidad cristiana concreta, en la que fortalece su fe y profundiza sus opciones de vida.
No es posible catequizar sin referencia a una comunidad concreta unida a la Iglesia local. Los catequistas deben ser miembros vivos y activos de la comunidad cristiana, ya que sólo desde la experiencia comunitaria es posible educar en la fe.
 
Para ello el catequista debe conocer los contenidos fundamentales de la predicación de la Iglesia, que se encuentran recogidos en los principales documentos, especialmente en el Catecismo de la Iglesia Católica. (Directorio Pastoral de la Iniciación Cristiana pág. 44).
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
13.1.           Establecer parroquialmente unos mecanismos personalizados de propuesta del ministerio de la catequesis a las personas que se consideren adecuadas para esta misión. Es desaconsejable hacer llamamientos públicos a la espera de una respuesta inmediata y pública, pues pueden responder personas que no reúnen los requisitos mínimos antes señalados y con las que entraríamos en conflicto al rechazarlas, pues dicho rechazo sería también público. Sin embargo, es aconsejable hacer una motivación pública sobre la importancia del ministerio del catequista y la posibilidad de que el Señor esté llamando a alguien a ese servicio.
 
Consejos Prácticos:
13.1.1  Contactar con profesores de religión para ofrecerles que sean catequistas.
13.1.2  En algunas parroquias se invita a los adolescentes que terminan el proceso de confirmación a que se integren como catequistas de apoyo en grupos ya existentes y llevados por catequistas veteranos.
 
13.2.           Promover dinámicas de iniciación al ministerio de la catequesis que faciliten el comienzo de este camino a personas que sienten un lógico miedo inicial.
 
Consejos Prácticos:
13.2.1.                   Muchas personas que tienen miedo de llevar un grupo de catequesis, ven mucho más factible empezar como catequista de apoyo de otro catequista con experiencia.
 
13.3.           Promover, donde sea posible, un cierto número de “catequistas a tiempo pleno” que puedan dedicarse a la catequesis de manera más intensa y estable, junto a la promoción de “catequistas a tiempo parcial”, que ordinariamente serán los más numerosos. (DGC 233)
 
13.4.           Invitar a los catequistas de la parroquia a colaborar con otras parroquias más necesitadas cuando esto sea posible.
 
 
RETO 14. Formación: preparar a los catequistas para trabajar procesos de iniciación CRISTIANA
 
Nuestro Directorio Pastoral de la Iniciación Cristiana recoge en la pág. 44: La formación de catequistas es una tarea de capital importancia. Cualquier actividad pastoral que no cuente con personas bien formadas y preparadas, difícilmente alcanzará su objetivo.
 
La misión que el catequista ha de realizar es compleja. Necesita buena voluntad, entusiasmo y ganas de trabajar. Pero esto solo no basta. Ha de conocer con profundidad el mensaje de salvación, a los hombres y mujeres que ha de catequizar, así como el modo adecuado de ofrecérselo.
 
Junto a las reuniones de preparación inmediata de la catequesis, que se den en las parroquias, es preciso participar en otras de formación específica a poder ser como escuela de catequistas.
Esta formación orgánica y sistemática debe desarrollar las siguientes dimensiones: doctrinal, moral, espiritual, antropológica, social y pedagógica.
 
La formación de los catequistas debe ser atendida con el mayor interés y ha de ser una de las primeras dedicaciones de los pastores, que deberán animar y apoyar a los catequistas para que participen en los diferentes grados de formación, incluso en los superiores, como exigencia de su ministerio catequético.
 
El Directorio general para la catequesis indica los criterios inspiradores de la formación de los catequistas:
 
Para concebir de manera adecuada la formación de los catequistas hay que tener en cuenta, previamente, una serie de criterios inspiradores que configuran con diferentes acentos dicha formación:
 
– Se trata, ante todo, de formar catequistas para las necesidades evangelizadoras de este momento histórico con sus valores, sus desafíos y sus sombras. Para responder a él se necesitan catequistas dotados de una fe profunda, de una clara identidad cristiana y eclesial y de una honda sensibilidad social.
 
– La formación tendrá presente, también, el concepto de catequesis que hoy propugna la Iglesia. Se trata de formar a los catequistas para que puedan impartir no sólo una enseñanza sino una formación cristiana integral.
 
– El momento catequético que vive la Iglesia invita, también, a preparar catequistas integradores, que sepan superar «tendencias unilaterales divergentes» y ofrecer una catequesis plena y completa. Han de saber conjugar la dimensión veritativa y significativa de la fe, la ortodoxia y la ortopraxis, el sentido social y eclesial. La formación ha de ayudar a que los polos de estas tensiones se fecunden mutuamente.
 
– La formación de los catequistas laicos no puede ignorar el carácter propio del laico en la Iglesia y no debe ser concebida como mera síntesis de la formación propia de los sacerdotes o de los religiosos. Al contrario, se tendrá muy en cuenta que «su formación recibe una característica especial por su misma índole secular, propia del laicado, y por el carácter propio de su espiritualidad».
 
– Finalmente, la pedagogía utilizada en esta formación tiene una importancia fundamental. Como criterio general hay que decir que debe existir una coherencia entre la pedagogía global de la formación del catequista y la pedagogía propia de un proceso catequético. (DGC 237)
 
 
PROPUESTAS DE ACCIÓN PASTORAL
 
14.1.           Animar a los catequistas a que se incorporen a cursos de formación a nivel parroquial, arciprestal o diocesano: cursos del ISCR, de la Escuela Diocesana de Teología y Pastoral Santa Ana de Tudela, u otros organizados por la Delegación de catequesis.
 
Consejos Prácticos:
14.1.1.   En muchas parroquias se suelen aprovechar las reuniones de catequistas para dar temas de formación.
14.2.           Insistir especialmente a los nuevos catequistas a que realicen el cursillo básico para catequistas.
 
Consejos Prácticos:
14.2.1.                       Existe un folleto con todas las charlas del cursillo básico que se puede trabajar de una forma sencilla y gradual a nivel parroquial. Está disponible tanto en la librería diocesana como en la página Web de la Delegación de catequesis. (www.catequesisnavarra.org)
 
 
RETO 15.  POTENCIAR LA ATENCIÓN ESPIRITUAL DE LOS CATEQUISTAS
 
La formación de los catequistas comprende varias dimensiones. La más profunda hace referencia al ser del catequista, a su dimensión humana y cristiana. La formación, en efecto, le ha de ayudar a madurar, ante todo, como persona, como creyente y como apóstol.
 
Apoyado en una madurez humana inicial, el ejercicio de la catequesis, constantemente discernido y evaluado, permitirá al catequista crecer en equilibrio afectivo, en sentido crítico, en unidad interior, en capacidad de relación y de diálogo, en espíritu constructivo y en trabajo de equipo. Se procurará, sobre todo, hacerle crecer en el respeto y amor hacia los catecúmenos y catequizandos: «¿De qué amor se trata? Mucho más que el de un pedagogo; es el amor de un padre: más aún, el de una madre. Tal es el amor que el Señor espera de cada anunciador del Evangelio, de cada constructor de la Iglesia».
 
La formación cuidará, al mismo tiempo, que el ejercicio de la catequesis alimente y nutra la fe del catequista, haciéndole crecer como creyente. Por eso, la verdadera formación alimenta, ante todo, la espiritualidad del propio catequista, de modo que su acción brote, en verdad, del testimonio de su vida. Cada tema catequético que se imparte debe nutrir, en primer lugar, la fe del propio catequista. En verdad, uno catequiza a los demás catequizándose antes a sí mismo.
 
La formación, también, alimentará constantemente la conciencia apostólica del catequista, su sentido evangelizador. Para ello ha de conocer y vivir el proyecto de evangelización concreto de su Iglesia diocesana y el de su parroquia, a fin de sintonizar con la conciencia que la Iglesia particular tiene de su propia misión. La mejor forma de alimentar esta concienc
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Baja Navarra 64 Seminario Diocesano
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